Somos muchos los que comenzamos el día con una taza de café, preparada eso sí acorde a nuestros gustos.
Personalmente a esa hora lo prefiero con un poco de cuerpo, con algo de leche y con mucho aroma. Si las prisas y la hora lo permiten, la espuma de leche remata con éxito la taza.
Prepararlo es casi un ritual “a ciegas” (por mi sueño en ese momento) y he de decir que tras los años continúo siendo fiel a mi cafetera italiana, a pesar de que existan en el mercado otras maravillas domésticas que preparan cafés magníficos en un abrir y cerrar de ojos. Pero que le voy a hacer, no soy una experta en la materia y sí una nostálgica de firmes costumbres en cuanto a café se refiere.
Por deferencia a mis vecinos, el café matutino a esas horas lo uso molido, el cual guardo a buen recaudo en un bote hermético lejos de la humedad y del calor, y que periódicamente voy rellenando tras moler los granos tostados.

Aroma a desayuno: taza de capuchino
Dicen que fueron los árabes quienes descubrieron las virtudes y posibilidades económicas del café y se cree que este llegó a Europa, en concreto al puerto de Venecia, en 1615 de la mano de un explorador italiano llamado Pietro della Valle en su viaje de regreso de Constantinopla. Parece que pasaron nada menos que diez años hasta que este se dio a conocer en Roma y precisamente ese mismo año se endulzó por primera vez con azúcar en El Cairo.
Cuentan que la costumbre de beber café en tierras italianas se extendió rápidamente después de establecerse el primer café en Venecia en 1645 y que a partir de entonces y con influencias francesas y austriacas se definieron los primeros salones de caffè.
Y aunque mi casa no es uno de esos salones, mi cafetera de moca no prepara perfectos espresos y yo no soy barista, hoy tengo la osadía de traer un casero capuchino (sí, con “ch” ya que éste es sólo un propósito y no merece el término italiano)
Ingredientes:
– Agua mineral (o en su defecto que no sea calcárea).
– Café en grano tostado (marcas y origen según preferencias)
– Leche fresca.
– Azúcar.
– Canela molida al gusto.

Taza de capuchino
Preparación:
Moler el café con ayuda de un molinillo, con cuidado de que no se queme y hasta que quede un grano fino.
Para preparar el café en una cafetera italiana o de moca en primer lugar rellenar de agua el depósito inferior de la cafetera casi hasta la válvula de seguridad (es importante que no la alcance del todo o la sobrepase).
Colocar el filtro de metal. Añadir el café, hasta rellenar el filtro y nivelar con ayuda de una cucharilla (es importante no presionar demasiado el café para facilitar el paso del agua a presión a través de él).
Terminar colocando la parte superior y enroscar bien la cafetera.
Poner a fuego fuerte y dejar que el café suba. Cuando haya salido todo el café apagar el fuego y retirar de éste para evitar que el líquido se queme.
Mientras se hace el café añadir en el vaso de la batidora la leche que ha de estar bien fría (del refrigerador o nevera). Con ayuda de la batidora eléctrica y utilizando las varillas batir la leche durante varios segundos (hasta casi triplicar su volumen con la espuma). Introducir al microondas a potencia máxima durante al menos 50 segundos para calentarla.
Servir en cada taza 1/3 de café, 1/3 de leche y 1/3 de espuma de leche. Añadir canela molida si se desea y azúcar.
¿Y tú como comienzas tus mañanas?

Después del capuchino